lunes, 19 de abril de 2010

No es creatividad



Cuando el alma no puede con tanto, el corazón se vuelca y corre precipitado, el sentimiento no cabe en el pecho; cuando mis ojos han visto mucho. 

Esta necesidad de manos y palabras, este andar por hojas en blanco, la necedad de cantar a la luna, el despertar de la magia. 

Cuando quiero decirlo, decirlo, cuando algo se atraviesa, el mundo colapsa, la tierra se abre, las imágenes vuelan, cuando quieres algo no tienes que explicarlo; cuando deseas, buscas, quieres, amas o simplemente te da la gana. 

Brota de las manos un cántaro con agua fresca que no para, fluye y sigue camino, hace camino, encuentra el mar sin perderse, sólo anda. 

Esta necesidad, aquella que no puede reprimirse, como cuando se tiene ganas de besar; la necesidad de decir, si en realidad, la provocación es inmensa, no se puede reprimir, es irreductible. 

Cuando, cuándo. Ningun sentir, ni una palabra, un acto indomable, como el viento, como el terremoto de la semana, como robar un suspiro, un alma, una caricia; te mueve el cuerpo, sin poder actuar. 

Esta necesidad de cometer cualquier acto poético, suelta la mano, suelta el cuerpo y darse al viento. 

Si yo puedo hacerlo, cualquiera puede.

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