sábado, 27 de febrero de 2010


 

Gente muere en el otro lado del mundo, todo el mundo se dice lo mismo, somos atrapados como animales, el cautiverio, perseguidos por balleneros y nosotros somos la ballena grande. Ahora somos la carne, las profecías; nos veden por kilos. Que vulgar la naturaleza humana, nos divertíamos con animales y siempre hemos sido unos animales. Quien  cortara nuestra cabeza, cortará la de nuestros hijos, somos imbéciles pensando que habrá mañana, mientras seguimos con los ojos cerrados, somos fugaces. 

Ahora la biblia, el corán, sócrates están agonizando y con inexpresivo gusto los escribo con minúsculas; ahora puedo hacerlo. Todo es tan diferente, cuánta gente suspira con honestidad en estos tiempos. Podría estar cautiva en otro lugar, pero lo estoy aquí, en este momento, en estas circunstancia, con estos límites, estas fronteras, con tantas carencias. 

No soy nadie para juzgar, soy normal para querer sonreír, estoy vivo por querer y amar, quién, esta noche escuchará mis pensamientos. Mi tiempo muere, en el segundero se desvanece y se vuelve frío, quién, quién escucha mis pensamientos esta noche, ruego saber. Es que estoy sola, como lo están otros mil millones. 

Algunos sólo quieren salir, otros van sólo porque no saben a dónde ir. Hoy escucho otras voces, escucho la fatalidad, internet, monstruos de la información. No quiero decir, no tengo a dónde ir.

Gente muere del otro lado del mundo, con tristeza, yo también lo digo. Ahora viene la venganza de la naturaleza, ya dictó sentencia, prepara tu defensa. Ahora es cuando debo cubrir mis ojos por vergüenza, huir, esconderme, ¿crees que estaremos a salvo?.

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