Después de todo, pude recuperar unas fotografías. Algunos recuerdos, un par de libros y unas películas. No quedó mucho, algo le pasó al disco duro y no había respaldo, nunca hubo uno. Al menos no pasó mucho.
Se perdieron muchas cartas y poemas que sólo estaban guardados ahí, no tuvo tiempo de hacer un trabajo correcto. Cuántas cosas se pueden perder en un minuto. Menos mal que no me puede reclamar sus palabras, las salvó él mismo, o eso pretendió.
Recuerdo tocar el timbre y que nadie abriera en su casa. Nunca pretendí molestar. Recuerdo las citas a las que no llegó, o cuando me citaba en su casa y luego no abría la puerta, una vez nos pidió que lo dejáramos solo. Recuerdo que seguí ahí por años. Nunca tuve problemas por su cambio de humor o ciertos desplantes. Todos tenemos derecho a eso. Pero ahora no importa.
La vida se nos va en reclamos, prefiero evitar palabras. Después de todo, pude recuperar unas fotografías. No te debo nada.
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